lunes, 3 de abril de 2017



El mate y la pipa
por Ezequiel Toti

El anciano de barba, arquetipo del sabio, a menudo es representado en el imaginario colectivo como un fumador de pipa.
La larga pipa que fuman Gandalf, Sherlock Holmes y otros personajes emblemáticos, representa el tiempo dedicado a la introspección en un mundo que huye del encuentro consigo mismo y se enajena, de ahí la diferencia con el sabio que decide conocerse y en este proceso de reflexión la pipa es su compañera.
Hay quien dice que en esta buena tierra el mate es la ‘’pipa de la paz’’ que une como en un ritual a aquellos que se sientan frente al fogón (mas bien una pava o termo),y es que después de todo las mejores historias orales eran transmitidas por siglos frente al fuego y no frente al aparato televisivo.
El mate tiene esa virtud que la pipa no tiene: es un habito colectivo, pero ambas propician la calma y el escape de la vorágine.
En los clubes de fumadores de pipa los caballeros juegan con el humo y con ese ruido ancestral al encender el fuego en la cazoleta e inundar el ambiente con aromas de distintos blends, el mate por el contrario no se limita a la peonada, tampoco es de una élite privilegiada, el mate es ante todo un compañero que no hace distinciones.
Esta quien lo toma sentado aristocráticamente de piernas cruzadas, acercándolo a su boca meditando en las causas ultimas de nuestra filosofía, quizás sosteniéndolo con un anillo chevalier en el meñique y con sus armas grabadas en una bombilla de plata, esta aquel otro en cunclillas frente al fogón comenzando una ardua jornada laboral con el aroma de la niebla del campo pero con la tranquilidad de saber que un dia de trabajo significa un dia con dignidad.

 ". y sentao junto al jogón
a esperar que venga el día,
al cimarrón se prendía
hasta ponerse rechoncho
mientras su china dormía
tapadita con su poncho."

Así ilustrado por Jose Hernandez, vemos en el mate un símbolo de la paz de la cotidianidad de los criollos que en esta vasta tierra a decir de un querido amigo uruguayo son ''como dioses'' y que al igual que lo era la pipa en los viejos terruños nos recuerda las pequeñas satisfacciones y alegrías de la vida, porque en un mundo tan exitista, ambicioso, y con un show de luces materiales que nos ciegan temporalmente, es reconfortante saber que no hay nada malo en celebrar las cosas simples.-

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