martes, 30 de enero de 2018


Por Rafael Aguilar Poyatos


Desde hace años he podido observar toda una evolución -involución, mejor dicho- dentro del periodismo. Coincide con el mayor auge de la prensa digital, como si a los periodistas les hubiera dado más apuro la insustancialidad de sus artículos cuando la prensa era escrita. Ahora, todo es anecdótico, estamos pues en una era que podríamos bautizar como “el periodismo de la anécdota”: la noticia en donde no hay noticia, o en donde la orientación de la misma adquiere un giro insólito, seguramente por querer sacar más contenido del que hay, pero no por sublimar lo que de grande hay en lo pequeño sino por empequeñecerlo del todo...
También podría denominarse: “el periodismo de los titulares”, que se quedan precisamente en eso, en titulares. ¿Cuántas veces hemos abierto un enlace pensando que había contenido enjundioso y, al final, se queda casi únicamente en el titular?
Hoy, para variar, en esta carrera de fondo de la nadería, no toca el turno a “Increíble pero cierto, Kim Kardashian se plantea tener otro hijo” -no sé qué puede resultar de “increíble” que una mujer de treinta y tantos años pretenda tener nueva descendencia-; ni a “Chicote publica este selfie, ¡e Instagram enloquece!”; o a “El escote de Gloria Camila, el gran protagonista de la última gala de “Supervivientes”; como tampoco a “H&M retira unos calcetines porque varios clientes observaron a Alá en ellos”. No, hoy, en esta escalada de vacuidad, el turno es para “La extraña decoración de la casa de Felipe y Letizia: oso 'Paddington' y perchero de 12 brazos”; “La semana en memes: la sopita de los Borbones edition” y “Letizia Ortiz también dice “sopita” y todavía llama “natu” a Ciencias Naturales”… Como si no pudiera uno tener la casa ordenada, sin que digan que no está vivida; tomar sopa minestrone y comida sana de cena; o llamar “natu” a las Ciencias naturales o “mates” a las matemáticas. Seguramente lo que habría que esperar de una Reina de España es que le hablase a sus hijas en verso, tipo: “Sé lo que vales, sacarás un 10 en Ciencias Naturales”; o mejor, sin tuteo, que estamos en la realeza “Sospecho que Vuestra Alteza sacará un diez en Naturaleza”. Claro, que entonces dirían que son artificiales y viven de espaldas a la realidad…
Me viene a la memoria con todo esto, aquella familia compuesta por marido, esposa e hijo que viajaban con un burro, y que cambiaban de viajar el primero sobre la cabalgadura, a hacerlo la segunda, el tercero, todos y ninguno, según iban oyendo las críticas de los que pasaban a su lado, sobre qué egoísta era aquel que montaba dejando ir a pie a los demás, lo mal que trataban al animal por subirse todos, o lo tontos que eran por no hacerlo ninguno. Y es que este reportaje no tiene un pero: la Familia Real es una familia cercana a todos, y de eso se trata, sin que tengan que ser criticados desde una perspectiva propia de la lucha de clases, ya que no representan a ninguna por hacerlo a todos los españoles -ya se ve que para algunos verlo todo desde el marxismo supone una tentación a la que no pueden resistirse-. He leído que si son una “familia bien”, “muy rubios y blancos”, y que si “ponen una foto cenando con la de hambre que hay en el mundo”, ya me parecen ganas de rizar el rizo, francamente…
En fin, que a mí las fotos y videos me han gustado mucho y me parece que cumplen su objetivo de acercar el día a día de la familia Real a todos nosotros, aunque siempre haya medios que traten el asunto como si tuvieran algo más que decir, pese a que ese algo sea hablar mucho para no decir nada. Y también en las redes sociales, donde campan a sus anchas como los virus en las guarderías, los especialistas del “me siento ofendido”, esos “trolls” podemitas que no son sino los mismos personajes y personajillos que veían pasar a la familia del cuento que acabo de citar, y que siempre se molestarán por todo lo que haga la Familia Real, por la simple razón de que odian los valores que ellos representan...
Pero, los ciudadanos de a pie, que quiero pensar son la base social sobre la que se asienta la Monarquía española, seguramente entiendan el reportaje como lo que es y ha pretendido ser: el reflejo de la cotidianeidad de una familia, que no es una más porque es la Real, pero que se comportan con normalidad, sin barroquismos pero sin caer en simplezas, y que se tratan con naturalidad y con cariño, mostrando que se quieren y preocupan los unos por los otros. Se ve que Don Felipe es un padrazo, y Doña Letizia tiene un estilo muy cercano con la Infantas pero también exigente, porque exigir con dulzura es la mejor forma de educar. Y las Infantas es obvio que son unas niñas guapas, extrovertidas, dulces y entrañables. Veo en Doña Leonor los mismos mimbres para reinar en un futuro que ya se apreciaban en su padre de niño, y en Doña Sofía, una simpatía y dulzura que, viéndola con proyección de futuro, me recuerdan mucho a las de “la Chata”. Ahora que las he podido observar en su intimidad familiar, quedo aún más tranquilo: estoy convencido de que lo harán bien y encontraremos en ellas un pilar sólido para el bienestar y la continuidad de la Monarquía en España.

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