lunes, 21 de mayo de 2018




Por Ezequiel Toti

Muchos de los que viven merecen morir, y muchos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos. 
-Tolkien

Hoy  como otras veces, millones de argentinos a lo largo y ancho del país se movilizaron bajo la consigna ‘’Salvemos las dos vidas’’ y si, en efecto nuestros cánticos no eran los más pegadizos, ni siquiera originales, pero la verdad se defiende por sí misma. No necesita slogans, departamentos de marketing o financiamiento internacional, la verdad es la verdad y lo será aunque la desconozca todo el mundo o la defienda un puñado.

Esa misma búsqueda de la verdad fue lo que faltó en el debate en diputados durante este tiempo, debate bufonesco en el que al mejor estilo de la revolución francesa hemos tenido que escuchar los argumentos más ridículos solo porque venían de ciudadanos exponentes de la cultura popular.

Hemos tenido que oír afirmaciones tales como que la vida y la muerte son conceptos culturales, que el bebe en gestación es ‘’una larva’’, que no es humano quien no puede escribir poesía y otros tantos argumentos del mismo calibre intelectual.

Ya en marchas previas en años anteriores fuimos testigos de la ausencia de los medios masivos o peor aún, en lo personal pude presenciar fotógrafos que seleccionaban con su objetivo solo a madres de pelo rubio con sus igualmente rubios hijos, sumamente interesados en convertir estas marchas en un debate clasista y polarizado de ricos contra pobres… y cuando no, esos objetivos apuntan hacia personajes controvertidos como intentando desacreditar una causa solo porque la defiende gente cuestionable.

En este colectivo pro-vida no han faltado propuestas, entre ellas la Ley de protección integral de la familia a cargo de la Red Federal de Familias, tampoco han faltado famosos que valientemente dieron su apoyo a esta causa.

Movidos sin ideologías, sin vanidad y en paz, entonamos nuestro Himno Nacional, momento indeleble que quedará grabado en mi mente, especialmente porque tuve el privilegio de cantarlo con uno de mis hermanos y mi primo.

 Y si, hoy nos odia el mundo, nos van a despreciar amigos o parientes, vamos a ser los ‘’fanáticos’’, los ‘’opresores’’ y todo los calificativos de moda, pero tenemos una cosa en claro: el aborto no es la respuesta de una sociedad civilizada, no es una política de salud y nada por triste que sea justifica la aniquilación de una vida inocente.

Debemos agotar toda instancia posible desde lo social, la salud, la cultura etc. Para evitar llegar al terrible extremo de recurrir a esta drástica y violenta ‘’solución final’’.

¿Acaso no es eso lo que deberíamos estar tratando? ¿Esas soluciones en vez de ir directo al homicidio disfrazado de derecho?


Cuando veo un spot de actrices o músicos pronunciándose a favor de ese supuesto ‘’derecho a elegir’’ no los condeno, no solo porque no me compete a mi hacerlo, sino también porque entiendo que son artistas y no médicos, biólogos o genetistas, que la culpa es de aquel que endiosa a un artista o del que lo usa a modo de empleado para hacer lobby.

Los que no somos artistas quizás vemos con más claridad la esencia de lo que está en juego hoy.

Nos estamos jugando de fondo por dos visiones del mundo completamente opuestas, un mundo materialista, utilitarista y pragmático, contra una visión del mundo que le da valor a la vida por la dignidad que le es inherente en sí misma, que no la evalúa según su estadio, utilidad, o calidad de deseada o no deseada, estamos jugándonos por el entendimiento del mundo que le dejamos a los que vengan después de nosotros.

Como dije anteriormente esta marcha no fue religiosa, pero hoy todos aquellos que defendieron la verdad más elemental, que buscaron la justicia, que con mansedumbre aceptaron ataques por amor a lo bueno, fueron sin saberlo cristianos.

Argentina tiene esa misma esperanza que tuvieron sus padres fundadores, no se rinde ante soluciones fáciles y siempre tendrá habitantes dispuestos a arriesgar su vida para defender la de otros, para seguir siendo dignos de esa bella estrofa que reza nuestro Himno : ‘’¡O juremos con gloria morir!’’.-








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