Desde el año 2019 continúan circulando unas fotografías como promoción del "Movimiento Monárquico Argentino" , dichas fotos se originan en un seminario de la Confederação Monárquica do Brasil, los presentes de esta conferencia coincidieron en mera calidad de asistentes, no conociéndose previamente y el único miembro de dicho movimiento en la foto es su fundador, quien en la misma sostiene la bandera, y el resto de los presentes no son ni sus fundadores, asociados o miembros orgánicos de ese movimiento.
Entre los asistentes al seminario al que cortésmente fui invitado, me encontraba yo, que jamás pertenecí ni pertenezco a dicho movimiento, y en virtud de la ley de protección de datos personales (Ley 25.326) debería como mínimo aclararse que de los presentes solo uno forma parte de dicha institución.
Hace ya once años que presido en el país y como vicepresidente a nivel internacional, un Movimiento Cultural presente en 35 países, presidido a su vez ad honorem por tres miembros de dos de las Dinastías más antiguas del mundo: la Dinastía Saboya Génova y la Dinastía Habsburgo en sus ramos Habsburgo Este y Habsburgo Lorena.
Durante once años desempeñé mi cargo realizando mucho trabajo en materia cultural y social, de un Movimiento que poco o nada tiene que ver con aquel al que las fotos parecen asociarme, años de trabajo serio durante los cuales hemos sido valedores de la Monarquía en aquellos países donde una tradición legítima lo permite, mas no en nuestra tierra Argentina donde consideramos la posibilidad inviable, contraproducente y fantasiosa.
Esta convicción la hemos sostenido coherentemente desde ese lejano 2010.
Para nuestras iniciativas de perfil bajo, académicas, profesionales, de relevancia y espesor moral no hemos pedido publicidad ni hemos hecho proselitismo, sin embargo no podemos permitir que cuando un ciudadano despliega una bandera asociativa en un momento oportuno y hace circular esa foto sin aclaraciones (bajo reiterados pedidos nuestros de aclarar las cosas) la misma sea tomada como parte integrante de una realidad asociativa que nada tiene que ver con la nuestra, y que en una evidente praxis en nada se parecen.
Se debe respeto a la ciudadanía que piensa en alternativas constantemente aunque las encontremos absolutamente inviables, del mismo modo se debe respeto a los que asisten en calidad de asistentes a un evento y se ven de un día a otro sin consentimiento, continuamente expuestos y asociados a causas a las que no adhieren.
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