Foto:EFE / MASSIMO PERCOSSI
Por Francisco Acedo
Llegó la luna llena de primavera y con ella la Pascua. El año litúrgico católico se rige, para sus principales solemnidades, por los ciclos lunares y solares. Los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo Jesús vienen marcados por ese primer plenilunio, bajo este año, que paraliza a miles de millones de cristianos en el mundo entero, entre ellos mil doscientos millones de católicos que fijan, más que nunca, estos días sus ojos en Roma y su Pastor.
No busquéis a quien está vivo entre los muertos, ha sido el versículo en el que Francisco ha centrado su ministerio en esta Octava de Pascua. Me quedo con una frase esta semana, el peligro de convertirse en "cristianos murciélagos", es decir en tener miedo a Cristo Resucitado. Excesivamente los católicos nos quedamos en la Pasión y Muerte y parece que el Viernes Santo termina todo, cuando todo comienza la noche del Domingo, cuando se unen el Cielo y la Tierra en ese día reflejo de todos los demás, en torno a la columna de fuego del Cirio Pascual, símbolo de vida eterna, cuando esperamos ese domingo sin ocaso. Así pues, el Santo Padre ha recordado que no podemos ser católicos de funeral.
Roma ha sido esta semana literalmente tomada por los cientos de miles de personas que asistirán hoy a la canonización de Roncalli y Wojtywa en esa exaltación del postconcilio que tanto daría de sí, pero en la que prefiero no entrar. Actos, conferencias, vigilias de oración, exposiciones de reliquias, exaltaciones de los dos Pontífices se han producido por toda Roma. Ciento cincuenta cardenales, mil obispos y noventa y tres delegaciones extranjeras extraordinarias presencian hoy esta multitudinaria manifestación, en la que no podían faltar un millón de polacos, según fuentes de la Sala de Prensa. Cuando termino de escribir estas líneas aún no se sabe si el Papa Emérito Benedicto XVI asistirá a la misma, pero fuentes cercanas a la Casa Pontificia me confirman que si hace acto de presencia no concelebrará.
Todavia nos quedarán unos cuantos días en los que nos harán recordar esta fecha y su celebración. Lo cierto es que lo poco agrada y lo mucho empacha y esta semana todos los correos y noticias procedentes de la Ciudad Eterna han tenido un tinte excesivamente monotemático. Los cultos a la personalidad me desbordan, lo confieso, en vida terrena y en la eterna. Ya tenemos dos nombres más inscritos en el Libro de los Santos, los modernistas estarán de enhorabuena. Yo hoy rezaré por el millón y medio de excomulgados por defender los principios de Roma Eterna y por los que siguen teniendo la valentía de recordar que el Vaticano II fue un concilio ecuménico y no dogmático. Yo seguiré esperando la Canonización del Beato Pío IX y la Beatificación del Venerable Pío XII . Ese día estaremos en igualdad de condiciones para hablar.
0 comentarios:
Publicar un comentario