Como todos los 28 de agosto, recordamos a la princesa Mafalda de Saboya (Muti para la familia) quien en 1944 tras ser deportada a un campo de concentración murió producto de la amputación del brazo derecho por una gangrena con base en heridas provenientes de fragmentos de bombas anglo-americanas.
Exilios y deportaciones como la sufrida por
el pequeño Amadeo de Saboya y su madre en Hirschegg son el tragico testimonio
de la oposición de la Casa Saboya al dominio nazi, oposición convenientemente silenciada
por los sectores que favorecieron el referendum institucional que instauró la
república en lugar de la monarquia.
Hoy es una jornada que nos recuerda a todos no
solo las injusticias de los totalitarismos sino tambien la de los revisionismos
históricos que niegan u ocultan la verdad.
Traditio Magazine
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