Articulo originalmente publicado en ingles en Resist the mainstream
Por Ezequiel Toti
Desde una posible legalización de la venta de órganos en Argentina o hasta una posible obligatoriedad de una vacuna experimental siguen sumándose temas al debate que no solo son relativos a la bioética sino al mas elemental debate filosófico y moral sobre la libertad.
La libertad individual que caracteriza según Rothbard a la civilización occidental implica que si somos libres somos responsables.
Históricamente los espíritus libres han entendido bien la responsabilidad que conlleva su elección libre: el caballero errante (que sigue siendo un caballero aun sin obedecer a un señor feudal), el gaucho en la inmensa Pampa que pese a sentirse una deidad elige la humildad devocional de la Fe, el peregrino en épocas de cruzadas que arriesgaba su vida ante los infieles o hasta el homeless que sea por expiar un sentimiento de culpa o aborrecer al mundo en que vivimos elige hacerse cargo de su propia elección y no endosarla a terceros.
Sobre este ultimo ejemplo, efectivamente es cierto que muchos homeless padecen enfermedades mentales y al igual que sucede con los criminales no podemos adjudicar estas elecciones de vida solo una ''falta de integración'' como sostiene la escuela de la anti-psiquiatría que en varias décadas ha logrado convertir en una burla a nuestro sistema judicial y dejar a su suerte a los enfermos mentales que considera solo como personas no integradas y no como ciudadanos necesitados de ayuda ante un sistema de salud decadente.
Este tipo de filosofías reduccionistas que no solo no conciben al ser humano como un ser bio-psico-social tampoco se permiten ver la posibilidad de un centro espiritual en la persona humana y desde la revolucion francesa en adelante han tenido como eje una mal entendida libertad, una libertad entendida solo como rebelión.
La libertad interior desde una perspectiva cristiana implica buscar la virtud, pues quien busca la virtud aunque lo hagan esclavo es libre y quien elige lo que es malo aunque sea emperador sigue siendo esclavo, no de otro ser humano sino de todos los vicios que abraza en su vida.
Tomemos por ejemplo el caso del perdón: el perdón no es un mero sentimentalismo una emoción que nos dice ''he perdonado'' sino un enfoque libre de la voluntad en la que la persona elige perdonar como primer paso. Teológicamente hablando solo quien ha perdonado le deja la puerta abierta a Dios.
Decía Santa Gianna Beretta Molla (medica, esposa y madre) que no se puede amar sin sufrir y sufrir sin amar, por supuesto esto no quiere decir per se que en toda expresión amorosa hay masoquismo sino mas bien que quien ama a alguien siempre tiene que tener la libre disposición a sufrir si es necesario.
Uno es libre de ofrecer el dolor a Dios, libre de dirigir el amor al prójimo de modo que ese amor vuelva a Dios o libre de dirigir ese amor a uno mismo u otras formas de amor desordenadas.
Nuevamente, desde una óptica cristiana, la libertad no es rebelión sino una opción positiva por el bien, una opción que se ve bellamente ejemplificada en la Santísima Virgen María aceptando libremente engendrar en su seno al Mesías y por el contrario vemos la libertad mal comprendida en los ángeles rebeldes, Adán y Eva, la construcción de la Torre de Babel y Sodoma y Gomorra.
Desde hace pocos años la Iglesia ha elegido hablar de todo excepto del pecado.
El pecado aunque parezca una una "liberación" es la mayor esclavitud posible, de hecho no hay paz verdadera en una conciencia que tenga conocimiento de pecado y lo cierto es que el que elige el pecado elige un camino de escalada, un pecado lleva a otro y a otro mas grave que no sólo conducen a la muerte del alma sino muchas veces a la muerte física (la gula conlleva patologías mortales, la lujuria conlleva enfermedades venéreas, la ira trae consigo los crímenes de las vendettas. etc.)
Tal vez el mas conocido arquetipo de libertad, amado por todos incluso por los ateos, es San Francisco de Asís al siglo (Francesco Giovanni di Pietro di Bernardone) resumía en su modo de vida una libertad superior:
Puede ser humillado quien se humilla libremente?
Puede ser comprado quien desprecia los bienes materiales?
Puede ser chantajeado quien vive en la verdad?
Puede ser atemorizado por una amenaza de muerte quien entiende que la vida terrenal es pasajera e ilusoria?
Aceptar vivir en la verdad es aceptar vivir (por mucho que la verdad del pecado duela) vivir en el amor, dado que la verdad, la bondad, la belleza y la justicia son interdependientes
(Dios no podría ser bueno e injusto al mismo tiempo, o amoroso y mentiroso a la vez, etc.).
Verdad y libertad también van de la mano, y esa misma verdad esta escrito nos hace libres, no necesariamente nos hará felices.
Como sociedad y como individuos deberíamos preguntarnos ¿La vida que elegimos nos acercó mas a Dios o nos alejó de El? y en caso negativo deberíamos con esperanza respondernos con una frase bien ejemplificada por otro santo italiano franciscano capuchino que bien entendió el espíritu de San Francisco "si has construido mal destruye y vuelve a construir de nuevo".
El regalo de la libertad interior es el mas hermoso que Dios nos pudo dar, mayor al que cualquier padre terrenal puede darnos y que incluye la libertad de alejarnos de El para toda la eternidad por mucho que a El le pese.
Tenemos la libertad de perdonar, de aceptar las cruces, de aceptar a Dios, de reorientar nuestras vidas...es invaluable estar todavía a tiempo.
Articulo y foto : Resist the Mainstream
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