martes, 18 de febrero de 2014







Por Ezequiel Toti

Los escudos de armas jugaron un rol clave en las batallas y en las cortes de toda Europa, con un gran poder de síntesis resumían la identidad familiar de sus portadores, a veces dándole  una re significación personal. Sera por esto quizás, que algunos eruditos aun en nuestro tiempo consideran dudosa la existencia de las ‘’armas infamantes o difamadas’’, es decir armas que tenían el propósito de dañar o injuriar al poseedor. Hay quien duda sobre la historia según la cual el rey Luis IX de Francia, quita las garras y dientes al león que portaba sobre su escudo Jean d’Avesne por haber insultado a su madre ante la presencia del propio rey. Lo cierto es que los individuos que eran declarados culpables de comportamientos deshonrosos podían ver sus emblemas modificados por órdenes del Rey o del feudatario correspondiente, como signo de infamia, el caso opuesto al del agregado de piezas de honor o agrandamiento de las preexistentes en las armas de un glorioso y heroico ancestro.
Uno de los primeros casos documentados es descrito por  Johannes de Bado Aureo, autor del siglo XIII , que en su Tractatus de Armis, afirma que si un hombre era encontrado culpable de traición por un tribunal su escudo debía ser invertido.
Tal es el caso de una noble familia toscana que luego de una fallida conspiración contra la república oligárquica a la que representaba fue declarada rebelde y sus armas presentes en la obra del Crollalanza quedan descritas del siguiente modo: D'argento, allo scaglione rovesciato di rosso.  (en campo de plata, un chevron de gules invertido). Si bien no hay documentación que avale la teoría de que este escudo sea producto de la felonía llevada a cabo por los miembros de esta estirpe, es notorio que el otro escudo de la misma familia, residente entonces en Pisa, fuese blasonado de este modo : D'oro, all'albero sradicato al naturale, sostenente un'aquila dal volo abbassato di nero. (en campo de oro, un árbol desenraizado al natural, sosteniendo un águila al vuelo, rebajada, de sable). El árbol desenraizado bien podría significar el erradicado titular, de su propia tierra,  y en el tercer caso de esta misma familia, su escudo tiene una ‘’fascia diminuita’’ es decir una franja, que es una pieza de honor, pero disminuida.
Está claro que durante el reino de Elizabeth I de Inglaterra, que las piezas y figuras disminuidas, invertidas o coloreadas incorrectamente, eran distintos modos para difamar un escudo, cada una de estas marcas eran para una culpa especifica, un caso clásico es el león sin cola, o con la cola pasante sobre las garra, lo mismo para las bestias heráldicas que miran hacia la izquierda, considerada por muchos como un signo de deshonor.
Las figuras animales privadas de cola, mutiladas podrían ser interpretadas como una sanción sobre el titular por una acción deshonrosa, pero más curioso y digno de atención es el caso del león conocido como ‘’nacido muerto’’ (privado de lengua, garras, dientes, o genitales), de este ejemplar el caso más conocido es el escudo portado por Hervé V, vizconde de Léon en el 1294 cuyo blasonado reza así: ‘’en campo de oro, un león nacido muerte, de sable’’
Esta aseveración, según algunos heraldistas carece de fundamento ya que la frecuencia del Leon nacido muerto era muy elevada, al menos en Francia.
La cuestión es que por mas interés que tengan muchos heraldistas en declarar la inexistencia de las armas infames, ellas están presentes en los grandes armoriales, quizás para recordar que a modo de maldición plurisecular la historia no se puede reescribir tan fácilmente como uno cree y en cierto modo para revalidar lo que nos explica el divino poeta: Que hay heridas que tardan en cicatrizar, aun siglos después de haber sido infligidas.

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