domingo, 29 de julio de 2018





''...El pensamiento cristiano compara el cosmos con un "libro" —así decía también Galileo— considerándolo como la obra de un Autor que se expresa mediante la "sinfonía" de la creación. Dentro de esta sinfonía se encuentra, en cierto momento, lo que en lenguaje musical se llamaría un "solo", un tema encomendado a un solo instrumento o a una sola voz, y es tan importante que de él depende el significado de toda la ópera. Este "solo" es Jesús, al que precisamente corresponde un signo regio: la aparición de una nueva estrella en el firmamento.
Los escritores cristianos antiguos comparan a Jesús con un nuevo sol. Según los conocimientos astrofísicos actuales, lo deberíamos comparar con una estrella aún más central, no sólo para el sistema solar, sino incluso para todo el universo conocido. En este misterioso designio, al mismo tiempo físico y metafísico, que llevó a la aparición del ser humano como coronación de los elementos de la creación, vino al mundo Jesús, "nacido de mujer" (Ga 4, 4), como escribe san Pablo. El Hijo del hombre resume en sí la tierra y el cielo, la creación y el Creador, la carne y el Espíritu. Es el centro del cosmos y de la historia, porque en él se unen sin confundirse el Autor y su obra...''


MISA DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Basílica de San Pedro 
Martes 6 de enero de 2009

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