Por Miguel Fernando González y Azcoaga
(Delegado para Corrientes de Rinnovamento nella Tradizione)
La obra de marras de -aparentemente- próxima aparición, nunca debió haberse escrito. En efecto, la que hemos denominado “Introducción a la Historia de la Provincia de Corrientes”, se inició como el “dossier” de trabajo de la Cátedra de Historia de la Provincia de Corrientes en el Instituto Superior de Formación y Capacitación Docente Nº 1, Casa de Estudios Superiores dependiente del Gobierno de la Provincia de Corrientes, en la República Argentina.
En 2014 nos hicimos cargo del Espacio Curricular y, de manera discontinua hasta inicios del año 2016, nos mantuvimos al frente de la misma. El destino quiso que nos incorporemos definitivamente, ya como Profesor Interino sin término, a fines del mismo año. El desafío se nos planteaba: planificar un nuevo Proyecto y Programa de Cátedra y abocarnos a ordenar el material académico de la misma. Así se inició la redacción de este trabajo que, con el correr del tiempo, habría de transformarse en un libro de varios tomos el primero de los cuales, y al que hacemos referencia ahora merced a la generosa invitación del Director de “NUMEN” Don Rafael de Aguilar Poyatos, Conde de Bobadilla, presentamos ante Uds. con la lógica subjetividad de quien pretende referirse a su propio trabajo. Sean pues entonces indulgentes nuestros ocasionales lectores por lo que digamos o expresemos de más.
La Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes -concebida solo como “Ciudad de Vera de las Siete Corrientes” a quien se le adosaron primero y quitaron después sus muchos nombres- fue fundada el 3 de Abril de 1588 por el Licenciado Don Juan Torres de Vera y Aragón, Cuarto Adelantado del Rio de la Plata –aunque nunca la Corona le confirmó realmente el título heredado por casamiento que tuvo con Da. Juana Ortiz de Zárate, la única hija mestiza -hispano inca- del Adelantado y Conquistador Don Juan Ortiz de Zarate.
La Ciudad fundada conformaba parte del extenso plan de Conquista, Evangelización y Poblamiento de lo que sería la “Civilización” en la Cuenca del Rio de la Plata y que tomó a la Casa Fuerte de Asunción del Paraguay como centro de irradiación después, muy después, que Juan Díaz de Solís se aventurara por las aguas del “Mar Dulce” en 1516 o que Sebastián Gaboto desembarcara en las tierras que serían dominios de la “Ciudad de Vera” por 1528. Y la fundación se concretaría sobre el brioso Rio Paraná, el extenso y ancho, “pariente del mar” en un lugar privilegiado, sobre cuyas riberas sobresalían siete puntas o lenguas de tierra en las que algunos, como el gallego Fray Juan de Rivadeneyra,aconsejaron ya por los años de 1580 –incluso al Rey Felipe II -la erección de una Ciudad Puerto entre la Madre de Ciudades, Asunción del Paraguay, y la segunda Santa María de los Buenos Aires; sucesora de aquella de destino funesto que nos dejara Don Pedro de Mendoza en 1536 y obra ya esta de Don Juan de Garay que volvería a levantarla por los años de 1580.
Así se fundó la Ciudad de Vera de las Siete Corrientes en 3 de Abril de 1588 con la presencia del estepeño Don Juan Torres de Vera y Aragón, quien envió previamente a prepararlo todo a su sobrino Don Alonso de Vera “El Tupí”, viajando el fundador oficial casi el mismo día en que, con el boato propio de la época y la circunstancia más allá de la lógica austeridad y pobreza, dio “pompa y circunstancia” al suceso como solía saber hacerlo España en cada acto que requería tan ilustres timbres.
La Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes tuvo una amplísima jurisdicción de la que solo quedó una parte con el tiempo, esa parte que fue origen de la futura Provincia del mismo nombre pues en Argentina, las Provincias viejas del Centro y Norte han dado justicieramente su nombre de pila a sus dominios transformados luego en provincia con el nuevo orden en tiempos de la emancipación y la independencia. Y fue Corrientes, Ciudad y Provincia, dueña de una Identidad y constructora de una Nación que la cuenta hoy entre las primeras catorce provincias que dio origen a la República Argentina.
Este libro, cuyo primer tomo comentamos y al que definimos como una “Introducción” a la Historia de la Provincia de Corrientes, se subtitula “De los inicios a la decadencia del Imperio Hispanoamericano” y se extiende cronológicamente entre 1588 y 1810. Muchos buenos historiadores ya desde el siglo XIX, como Mantilla, Gómez, Labougle, abordaron la Historia de Corrientes basados en las crónicas y descripciones dejadas por funcionarios, vecinos y cronistas de otras épocas, y documentados en el fárrago de papeles que conformaron el brioso Archivo General atesorado desde 1570 -dieciocho años antes de la fundación- hasta el día de hoy mismo. Por ello intitulamos esta obra como lo hemos dicho más atrás, como una simple “Introducción” habida cuenta de los quilates de quienes nos precedieron con mayores méritos y glorias.
En este libro nuestro, abordamos varios capítulos titulados indistintamente para desarrollar lo que, a nuestro juicio, son hechos trascendentales a lo largo de más de dos siglos de historia Hispano-Guaraní en el tiempo cronológico señalado antes.
Así, en el CAPÍTULO Iº, nos referimos a nuestra Pre-Historia, sus habitantes primeros y de quienes algo de sus genes conservamos porque somos mestizos étnicamente, pero culturalmente también, de allí que tengamos tanta identidad propia y tan bien forjada cultura, sin los dramatismos que, a veces, pretenden levantarse al estudiar a conquistadores y conquistados en lo que fue el proceso más benévolo que, en sus características, en la Historia de la Humanidad se supo dar.
En el CAPÍTULO IIº nos introducimos a lo que es el Imperio Hispano-Guaraní en el cual estuvo inserta nuestra Ciudad de Vera de las Siete Corrientes y su jurisdicción, la que fue conformándose con el avance de los años y los siglos. En esta parte del libro abordamos nuestra propia conquista, poblamiento y evangelización producto del cual surgirá Corrientes en las postrimerías del siglo XVI. Una parte de ello, importantísima, es que Corrientes nació “bajo el signo del a Cruz” fundadora, que la defendió en momentos aciagos, siendo el referente milagroso del primer portento que bendijo estas latitudes, junto enseguida al culto a la Pura y Limpia Concepción de Itatí, casi tan pronto surgió la Ciudad de Vera. Y tras ello la fundación de los “Pueblos de Indios”, con las Reducciones Franciscanas y las Misiones Jesuíticas; los “Pueblos de Blancos”, producto de la avanzada sobre el territorio y de la aparición de las estancias que sentaron la toma de posesión de la tierra y defendieron los derechos y jurisdicciones del Cabildo de la Ciudad de Vera.
En el CAPÍTULO IIIº, nos detenemos a analizar la consolidación de la Identidad Hispano Guaraní (1588-1800). Los siglos no pasaron como si fuera una “larga siesta colonial”. Muy por el contrario estuvieron sujetos a los avatares de su tiempo, desde la frontera de guerra permanente –por la posición geográfica estratégica y mesopotámica del territorio- ante el límite con el Imperio Lusitano que luego daría luz al Brasil, las apetencias expansionistas del Paraguay, un Buenos Aires lejano que solo acudía cada vez que necesitaba de los Correntinos para defender, por ejemplo, la Colonia del Sacramento, y el indio belicoso en los territorios aún huérfanos de dominación. O la Revolución de los Comuneros, que para 1764 vivaron al Rey pero condenaron a sus administradores foráneos, preanunciando una supina primera idea de potable futura e indescriptible emancipación…
Su sociedad mestiza y estamental de mentalidades varias, su economía que evolucionó de la Encomienda a la Estancia, con una sólida fundamentación ganadera y luego agrícola, y los inicios del mercantilismo cuando los tiempos estaban próximos al cambio, sus conocimientos, sus divertimentos, su educación, su religiosidad… Todo ello se desarrolla en este segundo capítulo. O al menos buscamos hacerlo.
El CAPÍTULO IVº cierra la obra. Se extiende entre 1800 y 1810. Son los inicios del nuevo siglo y de una nueva época. La Crisis consumía al Imperio y este se derrumbaba también por propia implosión y Corrientes y su extensa jurisdicción lo sentían. En esta parte del libro analizamos las luchas entre patricios o criollos, orgullosos descendientes mestizos de la sociedad primera que se suponía con merecidos privilegios, y los peninsulares recién llegados, que entendían que, por venir de la Metrópoli, tenían más derechos que los locales. Eran, a la vez, los hacedores de una economía comercial y forjadores de una segunda alianza social, o nuevo mestizaje, al entroncarse con las familias viejas de la “nobleza local”. El Cabildo, la institución más vieja de la Ciudad, los contenía, y en ese nuevo enfrentamiento de patricios y peninsulares asoma la idea de un estado nuevo de cosas, que se fortalecería con la participación de Corrientes en la defensa de Buenos Aires en las Invasiones Inglesas, y luego en la aceptación del nuevo orden tras saberse, aquel 16 de Junio de 1810, que Buenos Aires, Capital del Virreynato del Rio de la Plata desde 1776, había constituido un gobierno propio, el primero, y sentaba las bases de la Revolución Burguesa y los inicios, ahora sí, de la Independencia. Serán otros tiempos.
Aquí concluye el libro y se cierra el primer tomo de la obra. El mismo está ilustrado como entendemos corresponde, con heráldica, cartografía, cuadros, periodizaciones y con todo vestigio gráfico que nos introduzca a los tiempos del Imperio Hispano-Guaraní en la que la Muy Ilustre y Noble Ciudad de Vera de las Siete Corrientes, hoy la Capital de Provincia más antigua del Nordeste Argentino, ha tenido privilegio y trascendencia inusitada. Bien cabría para cerrar esta presentación, aquella frase del Historiador Castello: “Corrientes es la Provincia que más honor hace a sus orígenes hispánicos…” Y en verdad así es.
San Juan de Vera de las Siete Corrientes, Domingo 7 de Abril de 2019.
-En la República Argentina de la América del Sur-.
Publicado originalmente en nuestro portal hermanado Numen Magazine
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